jueves, 26 de enero de 2012

No soy nada. Nunca seré nada. No puedo querer ser nada. Aparte de esto, tengo en mí todos los sueños del mundo.

He fracasado en todo. Como no me hice ningún propósito, quizá todo no fuese nada.

¿En qué voy a pensar? ¿Qué sé yo del que seré, yo que no sé lo que soy? ¿Ser lo que pienso? Pero pienso ser tantas cosas...Y hay tantos que piensan ser lo mismo que no puede haber tantos.¿Un genio? En este momento cien mil cerebros se juzgan en sueños genios como yo, y la historia no distinguirá ni a uno.

No, no creo en mí. En todos los manicomios hay locos perdidos con tantas convicciones. Yo, que no tengo ninguna convicción, ¿soy más convincente o menos convincente?

¿En cuántas buhardillas y no buhardillas del mundo no hay en estos momentos genios para sí mismos soñando? ¿Cuántas aspiraciones altas y nobles y lúcidas, y quién sabe si realizables, no verán nunca la luz del sol verdadero ni encontrarán quien les preste oídos? El mundo es para quien nace para conquistarlo y no para quien sueña que puede conquistarlo, aunque tenga razón.

seré siempre el que no ha nacido para eso
seré siempre el que tenía condiciones
seré siempre el que esperó que le abriesen la puerta al pie de una pared sin puerta

Derrámame la naturaleza sobre mi cabeza ardiente. Su sol, su lluvia, el viento que tropieza en mi cabello, y lo demás que venga si viene, o tiene que venir, o que no venga. Esclavos cardíacos de las estrellas, conquistamos el mundo entero antes de levantarnos de la cama; pero nos despertamos y es opaco, nos levantamos y es ajeno, salimos de casa y es la tierra entera, y el sistema solar y la Vía Láctea y lo Indefinido.

He hecho de mí lo que no sabía, y lo que podía hacer de mí no lo he hecho. El disfraz que me puse estaba equivocado. Me conocieron enseguida como quien no era y no lo desmentí, y me perdí. Cuando quise quitarme el antifaz, lo tenía pegado a la cara. Cuando me lo quité y me miré en el espejo, ya había envejecido.